LA DESCONOCIDA
Su
mirada pérdida en el horizonte me impresionó. Apoyada sobre las rodillas, con
el tacto de la arena sobre su piel, con mirada profunda, misteriosa, que dirigía
hacia la inmensidad del mar; me sobrecogió.
No
atendía a ninguna clase de estímulos, creo simplemente, que no estaba allí. Sus
gestos no cambiaron el tiempo que estuvo así. El constante paso de transeúntes,
el ruido del lugar, no la obligaban a volver de donde estaba.
El
último rayo de la tarde, la devolvió un poco a la realidad. Con movimientos
suaves, sonrisa apagada, y de unos ojos doloridos y cansados, unas silenciosas lágrimas
empezaron a brotar. Una mirada, una imagen, que no olvidaré. Una desconocida
para ella misma, pensé.
Para descubrir
que esa mujer, esa mirada y esa desconocida, era yo.
Nany
París
Muy bonito. No sé porqué no te ha comentado nadie... Mira las estadísticas.
ResponderEliminarUn beso.