LA OSADÍA
¡Sobórname!, esa fue tu despedida
ese día en el café.
¡Sobórname!, y te digo,
todo lo que quieras saber.
Sobórname, con tu dulce aroma,
acercándose a mi piel.
Sobórname, con una sonrisa
clara e insinuante,
y que poquito a poco
me atrape en tu piel.
Sobórname, con tu presencia,
que altera todo mi ser,
donde la tentación y el deseo
juegan a la vez.
Sobórname, con una noche poderosa
donde besos, caricias y ternura,
muestren otra vez,
mi razón de ser.
Y ahora,
atrévete a decirme, otra vez, ¡Sobórname!
Nany París